NO TIME TO DIE
Casino Royale fue una reinvención del mito realizada con toda la
intención de que así fuera. Los directivos de MGM habían tomado nota de que
películas como Batman Begins (Christopher
Nolan, 2005) o Bourne Identity (Doug
Liman, 2002), ambas “oscuras” y “terrenales” historias de origen, habían calado
entre el público y la crítica; por lo que deseaban que este nuevo James Bond
fuera más “realista” o quizá más “humano”. La película terminó siendo
considerada por una gran mayoría como la mejor de James Bond desde los tiempos
de gran Sean Connery, y por su parte, Daniel Craig, que desde que fue anunciado
por Bárbara Broccoli había sido tremendamente discutido por parte del fandom y
de la prensa especializada, (¡un Bond rubio por Dios bendito!) calló algunas
bocas y se postuló como la mejor encarnación posible para el 007 del siglo XXI.
La historia de amor y traición con la misteriosa y sexy Vesper Lynd, encarnada
por Eva Green, daba un aire renovado al personaje protagonista, que (casi)
siempre había sido un macho alfa
cínico y misógino, haciéndole vulnerable y emocional como nunca (¡hasta lloró!)
y también abría paso a una historia, unos personajes y un estilo propio y
genuino; digamos, y ahora que está tan de moda eso de los “universos
cinematográficos”, se creaba un mini universo inherente al Bond de Daniel Craig
y con una entidad característica y diferenciada dentro de la longeva saga.
Han pasado quince años, que se
dice pronto, desde Casino Royale y
por fin ha llegado a cartelera la última película en la que Daniel Craig
interpreta al sofisticado agente secreto con licencia para matar: No Time to Die (Cary Fukunaga, 2021).
Nunca una última personificación
del personaje por parte de un actor había sido tan esperada, ni nunca se había
tenido por parte de la productora esa deferencia con el actor protagonista de
“poder terminar”. Se establece un precedente, hay un respeto “diferente” hacia
Daniel Craig, su aportación a la saga es inconmensurable, marca una época
dorada del personaje nunca vista desde los años sesenta ¿es el mejor Bond de
todos los tiempos? Siempre he sido de la opinión de que como el Bond de Connery
no ha habido y no habrá, pero yo diría que sí, Daniel Craig es el mejor agente
007 que nos ha dado esta epopeya que ya va casi por su sexagésimo aniversario.
Solo Sean Connery rivaliza en “buenas películas” con Craig, únicamente ellos
dos tienen en su haber al menos tres cumbres en la saga, en mi humilde opinión,
Goldfinger (Guy Hamilton, 1964), From Russia With Love (Terence Young,
1963) y Dr. No (Terence Young, 1962)
para la leyenda escocesa y Casino Royale (Martin
Campbell, 2006), Skyfall (Sam Mendes,
2012) y la que nos ocupa, No Time to Die (Cary
Fukunaga, 2021) para el inglés.
A PARTIR DE AQUÍ VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA DE NO TIME TO DIE Y DEL RESTO DEL CICLO DE
DANIEL CRAIG
Desde la primera entrega de la
saga, como comentaba anteriormente, se establece un mini-universo para esta
encarnación de James Bond: el Bond de Daniel Craig es 007, el agente secreto de
siempre interpretado por Connery, Moore, Lazenby, Brosnan o Dalton pero
reinventado, y con una continuidad que los Bond de sus antecesores en el papel
no tuvieron.
En estas cinco películas se ha
narrado un camino del héroe, una etapa de quince años en la vida de un
personaje, a saber, un primer amor que le marca de por vida (Vesper Lynd en Casino Royale), una figura materna (la M
de Judi Dench), la pérdida de esas dos figuras y las consecuencias que le han
deparado dichas desapariciones, también se han establecido unos lazos con sus
amigos o familiares como nunca se ha visto en la saga (Q, Moneypenny o Felix
Leiter), hemos conocido más sobre su pasado que nunca (Skyfall), desde Spectre y
en esta última entrega lo nunca visto, (disculpe Teresa di Vicenzo) un amor
estable, (con sus complicaciones) una hija, y por último 007 ha muerto.
¿James Bond sin acostarse con cincuenta mujeres por entrega? Inconcebible para algunos fanáticos del personaje. En las redes sociales más de uno han echado sapos y culebras hacia esta última entrega, ¿masculinidad frágil? ¿Purismo? Más de lo primero que de lo segundo en mi opinión. Bond siempre ha sido, al menos hasta esta versión, un personaje concebido para el escapismo del hombre heterosexual (coches de lujo, mujeres sexys, martinis con vodka y lugares exóticos) pero analizando con tranquilidad, ¿acaso el Bond de Daniel Craig no ha tenido en su saga mujeres sexys, coches de lujo, martinis con vodka y lugares exóticos? Por supuesto que sí, pero creo que lo que no ha terminado de gustar a los “puristas” y este “puristas” lo escribo en sentido peyorativo, es que no trate a las mujeres como objetos sexuales y que se presente a mujeres fuertes e inteligentes, que se saben sensuales y atractivas pero que no son solo puestas en escena para el disfrute del héroe, véase a Paloma, interpretada por Ana de Armas, una espía de armas tomar de la que ya se pide un spin-off, o a la nueva 007, Nomi, que encarna Lashana Lynch, tan dura y fría como James, o la Moneypenny de Naomie Harris, un bombón que en Skyfall tontea con James, que le seduce, pero que si tiene que irse de misión con él en plan agente secreto lo hace o que si tiene que pegarle un tiro en el pecho a 007 para cumplir con su trabajo lo hace también.
007 se enamora de la doctora
Madeleine Swann, la hija del malvado Señor White, jefazo de Quantum e
integrante de Spectre, y tiene una hija con ella, Mathilde. Volvemos a lo
mismo, ¿James Bond padre de familia? Pues sí. ¿Se han arriesgado
los productores de la película? Sí, ¿una niña pequeña? ¿Dónde está mi ración de
escapismo? Pero si vemos esta saga como ese camino del héroe que indico es algo
que podía ocurrir perfectamente y si bien impacta en un primer momento una
situación así a mitad de película, no desentona con los colores de esta versión
del agente secreto.
Bond nunca había sido tan frágil, tan terrenal, pero tampoco “tan mayor”, me explico, Connery o Moore habían interpretado al personaje con más años que los 51 que tenía Craig en el momento del rodaje, pero se les había intentado dar un vigor y atractivo casi ridículos. Este Bond, si bien está en forma, si bien puede resultar atractivo por supuesto, se nos presenta como una versión crepuscular del personaje, y volvemos a hacer hincapié en el camino del héroe. Esta entrega es el final de este Bond a todos los efectos. ¿Se arriesgan de nuevo los productores de la película? Por supuesto, James Bond muerto, lo nunca visto, Bond siempre acaba en una cama con una botella de Don Perignon o perdiéndose con su Aston Martin con una preciosa chica arropados por una puesta de sol en Venecia, pero en No Time to Die se sacrifica y perece, sin subterfugios, sin posibilidad de retorno. Todo por culpa del villano y del virus que inocula al protagonista y con el que si simplemente las toca puede acabar con la vida de su pareja y de su hija pequeña. Bond no podía hacer otra cosa.
El villano: Rami Malek (ganador
del Oscar por su interpretación de Freddie Mercury en Bohemian Rapsody) es Safin, un malo clásico podríamos decir, su
intención es putear al planeta, y estéticamente tiene su toque de Dr. No.
Consigue lo que ni James lleva intentando varias películas, acabar con Spectre.
Es tan malo que no solo quiere acabar con el MI6 sino que también quiere
destruir a Blofeld (interpretado de nuevo por el genial Christoph Waltz) y su
organización. La conexión de Safin con la doctora Swann le lleva de lleno a
Bond, todo se relaciona en una tela de araña en la que en el centro estaban el
Señor White y Blofeld. Como ya se venía anunciando desde Spectre Blofeld ha sido el culpable del dolor de Bond desde el
principio, desde Vesper, cuyo recuerdo en el prólogo de No Time to Die (ese desgarrador “te echo de menos” en la tumba de la
susodicha) casi mata al protagonista, y a la par que Le Chifre, White, Quantum,
Silva y la muerte de M… En esta última entrega iba a tener un último acto de
maldad, si bien involuntario, pero es así, siendo él y White “los creadores” de
Safin.
No Time to Die es un cierre perfecto para esta versión de James
Bond, un final a la altura de su legado, una entrega menor que Skyfall o Casino Royale, que sigue ostentando la medalla de oro en toda la
colección de James Bond, pero una de las mejores películas de toda la saga y un
colofón para quince años de aventuras del mejor agente 007 que hemos visto en
una pantalla de cine. Solo el tiempo dirá si volveremos a ver un ciclo igual de
bueno que este, va a ser difícil o más bien imposible olvidar a Daniel Craig, ya
se sabe, los diamantes son para siempre.
Por Miguel García Luque a.k.a Sr Lanso.
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